Brisa Páez, una joven de 21 años y voluntaria en la Armada Argentina, se encuentra en estado crítico luego de un trágico accidente ocurrido el pasado 4 de abril durante un entrenamiento antidisturbios en una base militar en Vicente López. Este caso ha generado conmoción y una investigación judicial que cuestiona los procedimientos y la seguridad en los ejercicios realizados por las fuerzas militares.
El incidente ocurrió cuando Páez, con tan solo cuatro meses de instrucción, participaba en un ejercicio diseñado para simular disturbios. Durante la práctica, un instructor impactó su escudo, lo que la hizo caer de espaldas. A pesar de llevar un casco protector, el golpe en la cabeza fue severo. Lo más alarmante, según testigos, es que los ejercicios continuaron a pesar de que Brisa permanecía en el suelo y mostraba signos evidentes de estar gravemente herida.
Una vez trasladada a la enfermería de la base, se le proporcionó un calmante y se le colocó un cuello inmovilizador. Sin embargo, al llegar al hospital de Campo de Mayo, su estado había empeorado significativamente: presentaba parálisis en el lado izquierdo de su cuerpo y sufrió una convulsión. Brisa fue ingresada en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Militar Central y se le indujo a un coma farmacológico debido a una lesión cerebral conocida como lesión axonal difusa, según el informe de una junta médica externa.
“Este nivel de entrenamiento no era acorde a su poca experiencia, apenas tenía cuatro meses en la institución,” señalaron los familiares, quienes acusaron el uso de fuerza excesiva durante el ejercicio.
La Justicia ha tomado medidas inmediatas, deteniendo a nueve militares como parte de una investigación exhaustiva que busca determinar responsabilidades. Las críticas no solo se centran en el presunto abuso de autoridad, sino también en la demora de la asistencia médica, que pudo haber empeorado las lesiones de Páez.