La política tucumana está que arde con el protagonismo creciente de Osvaldo Jaldo y el regreso a la escena de Juan Manzur. Este reencuentro de figuras fuertes dentro del peronismo tucumano no está pasando desapercibido y ya genera sus propios cimbronazos internos.
Parece que Jaldo está aprovechando su gestión como gobernador para marcar territorio, incluso abriendo puentes con otros espacios políticos. Mientras tanto, el retorno de Manzur, con su experiencia a nivel nacional, mete una cuota de incertidumbre y debate dentro del peronismo provincial.
La historia política de Jaldo y Manzur tiene sus capítulos de colaboración, pero también sus momentos de tensión. Ahora, con ambos nuevamente en el centro de la escena tucumana, las estrategias y las alianzas dentro del partido podrían redefinirse por completo.
Hay quienes ven en el liderazgo de Jaldo una oportunidad de consolidación para el peronismo local, mientras que otros consideran que la figura de Manzur podría revitalizar ciertos sectores y plantear una nueva disputa por el poder dentro del espacio.
Lo cierto es que el peronismo tucumano, una fuerza con peso propio en la provincia, tiene el desafío de navegar estas aguas turbulentas para mantener la cohesión y proyectarse con fuerza hacia el futuro político de Tucumán. La manera en que se gestione esta dinámica entre los dos referentes será clave para entender el panorama político que se viene.