En Siria, la violencia ha alcanzado un nuevo pico alarmante con más de 1.000 muertes resultantes de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno y milicianos leales al derrocado presidente Bashar Assad. La situación ha desatado una serie de asesinatos de venganza perpetrados por grupos islamistas contra la minoría alauita. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, ha denunciado graves violaciones de derechos humanos, incluyendo ejecuciones a sangre fría.
Las masacres contra civiles inocentes a manos de las fuerzas de seguridad deben ser condenadas y juzgadas”, afirmaron las iglesias griega ortodoxa, católica melquita y siríaca ortodoxa de Siria.
Desde que comenzaron los enfrentamientos el jueves, se han cortado la electricidad y el agua potable en grandes áreas alrededor de Latakia, la ciudad natal de los Assad y centro de la comunidad alauita. En los últimos tres días, la nueva administración siria ha ejecutado a cientos de civiles de la minoría alauita en las zonas costeras del país, según informes del Observatorio. La violencia también se ha extendido a provincias como Tartús, Hama y Homs.
La cifra de muertos se distribuye en:
- 745 civiles asesinados, principalmente por disparos a corta distancia.
- 125 miembros de las fuerzas de seguridad del gobierno.
- 148 milicianos afiliados a Assad.
Videos verificados por el Observatorio y grupos de activistas muestran ejecuciones a sangre fría y disparos a quemarropa contra civiles desarmados. Ante esta grave situación, se ha solicitado la intervención urgente de la comunidad internacional para documentar las violaciones y adoptar medidas.
Las fuerzas de seguridad sirias actuales están compuestas en su mayoría por excombatientes de la disuelta alianza islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS). El nuevo gobierno sirio ha prometido tomar medidas legales contra aquellos que hayan cometido “excesos” o “actos de venganza” durante las operaciones militares.
La Liga Árabe y otros organismos internacionales han condenado los ataques y exigido responsabilidades a las nuevas autoridades sirias. Mientras tanto, el grupo chií libanés Hizbulá se ha desvinculado totalmente de los acontecimientos en Siria, a pesar de haber sido uno de los principales aliados de Assad.
Ante la situación, Francia ha expresado su profunda preocupación y ha condenado enérgicamente las atrocidades cometidas contra civiles por motivos religiosos. La comunidad internacional está llamada a actuar para evitar una mayor escalada de violencia y garantizar la justicia y la estabilidad en la región.