En un giro inesperado de los acontecimientos, Bashar al-Assad, el líder sirio que gobernó con puño de hierro durante más de cinco décadas, ha visto su régimen caer tras un avance rebelde relámpago. Este cambio marca el fin de una dinastía familiar autocrática que ha mantenido el poder en Siria durante más de 50 años.
Desde 2011, Siria ha sido devastada por una guerra civil que ha dejado al país en ruinas y ha convertido a la nación en un caldo de cultivo para el grupo extremista ISIS. La guerra comenzó cuando el régimen de Assad se negó a ceder ante las masivas protestas a favor de la democracia durante la Primavera Árabe, optando en su lugar por una brutal represión que resultó en miles de muertes y encarcelamientos en los primeros meses.
El régimen de Assad eligió el camino del asesinato y las detenciones masivas de sus ciudadanos
– Barack Obama, 2011
Las fuerzas de Assad han sido acusadas de graves violaciones de los derechos humanos, incluyendo el uso de armas químicas contra su propio pueblo. A pesar de las sanciones y el aislamiento internacional, el régimen se mantuvo en el poder gracias al respaldo de Rusia e Irán.
Bashar al-Assad llegó al poder en 2000 tras la muerte de su padre, Hafez al-Assad, en una elección sin oposición. Aunque inicialmente se esperaba que Bashar trajera un régimen más progresista, rápidamente mantuvo los vínculos tradicionales de Siria con grupos militantes como Hamas y Hezbollah.
La guerra civil que siguió a la represión de las protestas a favor de la democracia en 2011 ha dejado cientos de miles de muertos y millones de desplazados. En 2013, los inspectores de armas de la ONU entregaron pruebas abrumadoras del uso de gas nervioso en Siria, lo que llevó a las potencias mundiales a trabajar para desmantelar el arsenal químico del régimen1.
A pesar de los esfuerzos internacionales, el régimen de Assad se mantuvo en el poder hasta ahora, cuando un avance rebelde relámpago ha cambiado el panorama político de Siria. Las escenas de celebración en las ciudades sirias, con residentes rompiendo carteles de Assad y su padre, son testimonio del fin de una era.