Un informe pericial, aún en borrador, sobre la contabilidad de Valle Mitre, la empresa de Lázaro Báez que administraba los hoteles de la familia Kirchner, ha revelado una serie de irregularidades significativas, especialmente en el funcionamiento del hotel Alto Calafate. La pericia expone una contabilidad difusa, documentación incompleta, facturas sin detalles de gastos y números imposibles de verificar por falta de registros y referencias.
Un dato sobresaliente del informe indica que el hotel Hotesur, propiedad de Cristina Kirchner y sus hijos, no registró ocupación plena durante la gestión de Báez. Además, para simular habitaciones contratadas en los registros, dos empresas de Báez firmaron contratos por 20 y 16 noches mensuales respectivamente, con el hotel. Sin embargo, estas habitaciones nunca fueron utilizadas, aunque los pagos se realizaron de manera regular.
La pericia buscaba analizar la ocupación del Alto Calafate, los servicios prestados y el registro de movimientos. No obstante, la forma en que se anotaron los datos dificulta la verificación de lo que la justicia considera “contratos simulados”, “falta de giro comercial real” y “operaciones inexistentes”, presuntamente con el objetivo de lavar dinero.
El informe señala la falta de un registro de pasajeros que permita establecer la capacidad total del establecimiento y cuántas personas se alojaban realmente. Los peritos encontraron notas sin firma ni destinatario claro, así como convenios confidenciales con prestadoras de servicios turísticos que excluían reservas comerciales y eventos especiales.
El análisis se centró también en los contratos entre Valle Mitre y las constructoras de Báez (Kank y Costilla, Loscalzo y del Curto) para la supuesta provisión de habitaciones con media pensión para su personal, durante un extenso período. Otros informes periciales confirmaron que estas habitaciones contratadas nunca fueron ocupadas, pero los pagos se efectuaron puntualmente, permitiendo a Báez cumplir con el canon de alquiler de Hotesur.