El Gobierno nacional está intensificando su estrategia para alcanzar la meta de acumulación de reservas en dólares acordada con el Fondo Monetario Internacional (FMI), a menos de un mes de la primera revisión. Ante la necesidad de incrementar las reservas del Banco Central (BCRA), el equipo económico evalúa diversas opciones de financiamiento en dólares.
Una de las medidas que se planea implementar es la emisión de un bono denominado “peso linked”. Este instrumento financiero está diseñado para atraer el interés de inversores extranjeros, permitiéndoles suscribir y recibir el pago en dólares al tipo de cambio vigente al momento del vencimiento, pero con una tasa de interés en pesos. Funcionarios del equipo económico como Federico Furiase y Felipe Núñez han anticipado esta estrategia. La consultora Outlier especuló que se podría realizar una primera colocación de US$1000 millones para probar el mercado, seguida de emisiones adicionales. Otra firma se mostró más optimista, sugiriendo que se podrían obtener hasta US$2000 millones de fondos de cobertura con este instrumento.
El Gobierno busca así capitalizar el apetito de inversores extranjeros por las tasas de interés en pesos, facilitando el “carry trade” externo al evitar la restricción de permanencia de seis meses impuesta para otras inversiones en pesos a través del mercado cambiario oficial. Sin embargo, se espera que los inversores que adquieran estos bonos se cubran ante la posible volatilidad cambiaria en el mercado de dólar futuro.
Además de la emisión del bono peso-linked, el Gobierno también se encuentra en negociaciones para obtener un préstamo (repo) con bancos privados por un monto de US$2000 millones, tal como se anunció en la presentación de la fase tres del plan económico. La concreción de este préstamo, sumada al reciente desembolso de US$500 millones por parte del BID, reduciría las necesidades de acumulación de reservas para cumplir con la meta del 13 de junio a poco menos de US$2500 millones, según estimaciones de Outlier.
El Gobierno ha reafirmado su política de que el BCRA no intervendrá comprando dólares si el tipo de cambio no alcanza el piso de la banda establecida. A pesar de que la cotización se encuentra más cerca del mínimo que del máximo, no ha llegado al valor que activaría las compras del BCRA. Mientras tanto, los pagos realizados al FMI y otros acreedores han provocado una disminución de las reservas internacionales en US$641 millones desde su pico reciente.
Outlier señaló que la emisión de bonos peso-linked, junto con la presión a la baja en el dólar futuro, facilitaría la acumulación de reservas al permitir la captación directa de divisas por parte del Tesoro, que luego podría venderlas o depositarlas en el BCRA. Además, colaboraría con el objetivo oficial de llevar el tipo de cambio hacia el piso de la banda, lo que tendría un efecto contractivo sobre la inflación, y evitaría una suba adicional de las tasas en pesos.
Sin embargo, desde una casa de Bolsa advirtieron sobre los riesgos de esta estrategia, comparándola con la compra de reservas contra emisión de Lebac en 2016/2017, una política que terminó mal al generar una fuerte demanda de dólares al vencimiento de los títulos si no se registraba una mejora en la macroeconomía. Outlier coincidió en que el principal riesgo radica en la potencial demanda de dólares al vencimiento del bono peso-linked si no existen alternativas de inversión atractivas.